El vertido de Hungría provocará «daños irreversibles» en los seres vivos

La riada corrosiva que ha anegado tres regiones occidentales de Hungría provocará «daños irreversibles» en las personas, animales y plantas que encuentre a su paso.

El coordinador del área química del CSIC, José Luis García Fierro, ha comentado a Efe cómo las sustancias derramadas convierten el agua en el que se almacenan en un líquido de PH 14, «enormemente alcalino y corrosivo» para los seres vivos, adaptados a vivir en ambientes con un PH cercano a 7.

El vertido, en contacto con la piel humana, produce quemaduras «terribles» que pueden causar la muerte en un tiempo muy reducido.

El óxido de hierro, ha explicado el experto, es el responsable del color rojizo del barro tóxico que queda en las localidades afectadas y que en algunas de ellas se acumula hasta una altura de casi dos metros.

Calcio, la mejor receta

La única forma de «paliar» los efectos del vertido es neutralizar su alcalinidad con cloruro de calcio, carbonato de calcio o sulfato de calcio (yeso), por ejemplo. Pero resulta «muy difícil combatir 1.000 toneladas de vertido que se habrán extendido por lugares de difícil acceso», subraya García.

El responsable de contaminación y residuos de Ecologistas en Acción, Daniel López, ha apuntado que muchas de las fábricas que tratan este tipo de residuos en los países del este de Europa son «reliquias del pasado»: no incorporan las leyes de protección ambiental impuestas por la Unión Europea. El responsable de WWF en Hungría, Gabor Figeczky, ha añadido que la mayoría de las que se encuentran a la orilla del Danubio están «prácticamente abandonadas». Greenpeace, por su parte, ha denunciado el peligro que suponen explotaciones como son la mina de Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias.

Fuente: www.abc.es


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