16 septiembre: Día Mundial de la Capa de Ozono

Por decisión de las Naciones Unidas, y gracias a la iniciativa del venezolano Erick Quiroga, el 16 de septiembre de cada año se celebra en todo el Mundo el Día para la Preservación de la Capa de Ozono, delgada capa de este gas ubicada entre los 19 y los 23 kilómetros sobre la superficie terrestre, en la estratosfera, que protege a La Tierra de los rayos del sol.


Desde 1974, los científicos han advertido acerca de una potencial crisis global como resultado de su progresiva destrucción, causada por sustancias químicas hechas por el hombre, tales como los clorofluorocarbonos (CFCs). Le tomó al mundo demasiado tiempo entender estas advertencias tempranas.


En 1985, las naciones acordaron en Viena adoptar medidas apropiadas para proteger la salud humana y el ambiente contra los efectos adversos resultantes o que puedan resultar de las actividades humanas que modifiquen o puedan modificar la capa de ozono. Así nació el Convenio para la Protección de la Capa de Ozono, seguido de varios acuerdos internacionales como el protocolo de Montreal en 1987 y las enmiendas de Londres, 1990; Copenhague, 1992; Viena, 1995 y Montreal, 1997.


Si bien no se sabe a ciencia cierta si la capa de ozono se ha recuperado, muchos científicos coinciden en que la tendencia es hacia su recuperación, gracias a las medidas que han sido tomadas por los gobiernos a nivel mundial, incluyendo un recorte sustancial en la producción de los famosos CFCs (clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción del ozono.


No es un hueco, sino un adelgazamiento

Es importante precisar que la Capa de Ozono no tiene un hueco (¡Gracias a Dios!). Lo que realmente tiene es un adelgazamiento que facilita la penetración de la radiación solar a nuestro planeta.


Entre los principales efectos de la destrucción de la capa de ozono, VITALIS destaca:

1) aumento de los niveles de radiación ultravioleta-B, perjudicial para los seres humanos, animales y plantas,


2) incremento de los cambios climáticos,


3) alteración de la atmósfera e intensificación de las tormentas tropicales y los huracanes, y


4) daños a los bienes y las personas.


Entre los riesgos a la salud de las personas preocupan el cáncer de piel, la reducción de la efectividad del sistema inmunológico humano y daños en la vista.

Además de las consecuencias en los ecosistemas, VITALIS teme por la disminución de la productividad de lagos, ríos y mares, con la consecuente disminución de la producción de alimentos, por efectos en la sostenibilidad de las cosechas y la ganadería”.

Fuente: Vitalis.net


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